En muchas ocasiones, he notado que las personas se dividen en aquellos que prefieren la luz fría y aquellos que prefieren la luz cálida. Surge entonces la incertidumbre sobre cuál de las dos es la más adecuada para utilizar en el hogar. En este artículo, desde mi perspectiva, expondré cuál considero que es la mejor opción.
Como interiorista y arquitecta, considero que la iluminación es una de las herramientas más importantes que tenemos para dar vida y personalidad a cada espacio que diseñamos. El tono y la disposición de la iluminación afectarán tanto al diseño como también a cómo se siente quien lo habita.
En el momento en que nos mudamos y habitamos una casa o departamento nuevo, se comete el grave error de ir y comprar, por ejemplo, 5 focos iguales, de la misma tonalidad, y esto no es lo más acertado. Cuando me preguntan qué tonalidad es la adecuada para usar en la vivienda, respondo que ambas son correctas, pero dependiendo de qué espacio de la casa y qué actividad se realice allí, vamos a usar una o la otra.
1. Entonces, dónde deberíamos colocar luz neutra?
En la cocina y los baños, recomiendo siempre colocar una luz neutra (que es una tonalidad más blanca que cálida) para proporcionar una iluminación brillante y nítida, mejorar la visibilidad y crear una sensación de limpieza. Son espacios donde se llevan a cabo tareas que precisan de mayor iluminación.
Otro ambiente donde esta tonalidad de luz puede ser muy funcional es si tenemos un espacio de estudio o trabajo, donde obviamente necesitaremos no forzar la vista para realizar las tareas.
2. Y la luz cálida?
Desde mi punto de vista, los dormitorios son ambientes de la casa donde deberíamos tener exclusivamente luz cálida, ya que es un espacio de descanso donde necesitamos estar relajados, y eso es precisamente lo que esta tonalidad de luz nos brinda: sensación de relax y confort.
Por otro lado, personalmente, me gusta diseñar los espacios de recepción con esta tonalidad de luz. Al llegar a casa, nos encontramos con esta sensación acogedora que proporciona la luz cálida, en lugar de la sensación de "alerta" que suele generar la luz fría. Creo que tener una sensación de "espacio acogedor" al entrar es muy acertado.
3. Se pueden combinar?
Claro que sí, y debemos hacerlo, ya que tenemos espacios como el comedor, donde se realizan diversas actividades según el momento del día. Es aquí donde precisamos versatilidad en los tonos de luz para que el espacio sea flexible y se adapte a nuestras necesidades. Una de las maneras en la que pongo en práctica esto es proponer la colocación de una iluminación general en tono blanco cálido (no blanco) y generar focos de iluminación cálida en puntos estratégicos del espacio con el uso de lámparas de pie, lámparas de mesa, velas, etc., para cuando queramos generar un espacio más tranquilo y relajado.
También está la opción de utilizar una misma fuente de luz la cual pueda regularse su tonalidad con comando ya sea control remoto o mediante interruptor de regulación. Philips, por ejemplo, ofrece muchísima variedad en sus productos.
Ikea es otra opción más económica que ofrece iluminación y cuentan con un producto smart que regula la intensidad mediante control remoto y que está a la venta con un precio súper accesible.
4. Cómo sé que tono es cuándo lo voy a comprar?
Ahora bien, ya hemos hablado de tonos fríos, cálidos y neutros y dónde utilizar cada uno. ¿Pero cuáles son estos tonos en el mercado?
Las cajitas de las bombillas de luz suelen decir, en su mayoría, tono "frío" o "cálido", pero dentro de estos grupos hay subtonalidades y dependiendo de cuál quieras, va a ser el número que deberás buscar en la cajita.
La tonalidad de la luz se mide en grados Kelvin, y en la cajita lo vas a ver con la letra K.
De 1000 k a 3000 k es luz cálida: Utilizada para ambientes como ingresos, dormitorios, comedor.
De 4000 k a 6000 K es luz neutra: Para uso de cocina, baños, espacios de trabajo.
De 7000 a 10000 k es luz blanca: No recomiendo su uso para viviendas.
Por último y para finalizar, ante la duda de "luz fría o luz cálida", debemos saber que ambas son correctas y que debemos elegir el tono según la actividad que se realice en el ambiente y la sensación que queramos experimentar habitándolo. Podemos usar fría o cálida, pero también combinarlos para mayor flexibilidad en el uso del espacio.